lunes, 24 de mayo de 2010

Italia '90, la canción de los mundiales

El fútbol, señoras y señores, es en cierto modo la representación moderna de una batalla. Los dos ejércitos, con sus insignias, tratan de ganar el territorio enemigo y tomar el arco contrario. Los arcos, en Europa, son las puertas de entrada a la ciudades. La pelota redonda, es como la bomba de los viejos cañones. Por eso todavía gritamos ¡bomba! cuando queremos que alguien patee al arco un "bombazo". El gol implica haber vencido la defensa enemiga, incluso fusilando al arquero contrario. Siendo su verdugo. Toda la terminología: ataque, contraataque, retaguardia, defensa, atrincherarse y demás; remite a la guerra. En esa simbología, se explica también que siempre los rivales más encarnizados son los vecinos, como en las batallas medievales. (*)

Para un jugador de fútbol, un mundial es un hito en su vida, una instancia máxima. El sueño del del pibe, hecho realidad. Un mundial de fútbol es una epopeya que sucede cada cuatro años, en donde sólo hay logar para los mejores. Y pone en el juego toda su garra, su corazón, se juega por el HONOR. No hay rival más grande en el deporte que la competencia entre naciones. Por eso se cantan los himnos antes del juego.

Un mundial, para los fanáticos del fútbol, no tiene nada de divertido. Es adrenalina, angustia, bronca, sufrimiento, euforia. Es llanto si quedamos afuera, y también es llorar pero de alegría si avanzamos a la ansiada final. Un mundial de fútbol paraliza escuelas, comisarías, cárceles, hospitales, dependencias del estado...

Un mundial no tienen nada de comedia, señores. Un mundial de fútbol es tragedia.

¿Cómo pretenden musicalizar semejante épica con hits superficiales y divertidos de Shakira o de Ricky Martin? ¿Cómo puede gustar eso? Yo sospecho, que lo que se musicaliza no es el mundial, es el show televisivo, es el turismo, es la gente que no siente el fútbol mirando fútbol. Es eso. Las canciones de los mundiales están hechas para la gente que no le interesa el fútbol, que se suma a las serpentinas del show y no entiende lo que es un off-side. Es música para porristas. No para gladiadores, esos gladiadores viviendo los 90 minutos más intensos de su vida deportiva.

Un mundial de fútbol no puede estar musicalizado por la superficialidad del éxito, por la homogeneidad del gusto globalizado, por la lógica de mercado. Para entender lo que la música de un mundial debiera comunicar, solo basta prestar atención a la obra del gran músico griego Vangelis. El entendería de lo que hablo. La sensibilidad artística de Vangelis me daría la razón. Y me la dá; cuando compone la música para "Carrozas de Fuego", o para la épica de Alejando Magno. Lo sabe también Hanz Zimmerman, cuando compone la banda de sonido para "Gladiador". Y algo de eso entendieron los italianos. Italia '90 tuvo lo más parecido a un Himno, señores. Una canción-himno, con sangre, con fuerza, con algo de épica. Aunque a mi gusto, también muestra signos de contaminación en el estribillo.