Todo sabemos que Papá Noel existe. Que tal como lo conocemos es un invento de la Coca-Cola, que reinventó la versión norteamericana de la vieja leyenda de San Nicolás; conviertíendolo en un marketinero ícono de la Navidad. Esto ocurrió en 1931 con tremendo éxito en EEUU, y consecuentemente, fue exportado al mundo en las décadas siguientes, junto a la afamada bebida cola...
Sus orígenes
Una rápida investigación nos remite a Asia, en los siglos III y IV. En www.madeinweb.com.ar alguien lo resumen muy acertadamente:
Respecto del barbado, generoso y panzón anciano que hoy conocemos como Papá Noel, hay que decir que su antecedente directo es San Nicolás, arzobispo de Myra (en Asia Menor) que vivió entre los siglos III y IV, al que la leyenda le atribuye una generosidad extraordinaria, particularmente para con los niños. Casi un milenio después de su muerte, luego del robo y traslado de sus restos a la ciudad italiana de Bari, nació la costumbre de hacer regalos en el día de San Nicolás, a quien se representaba sobre un burro, vestido de obispo y cargado de juguetes.
Esto se transformó en una fuerte tradición en Holanda y desde allí llegó a los Estados Unidos, donde dos escritores, Washington Irving y Clement Moore, se encargaron de transformar a San Nicolás en Santa Claus, al eliminar sus vestiduras de obispo, darle un aspecto de abuelo bonachón, fijar su residencia en el Polo Norte, convertir su burro en un trineo tirado por renos y fechar su llegada anual en la víspera de Navidad.
El nombre de Papá Noel surgió cuando el rito volvió a Europa, y en Inglaterra adoptó la denominación de Father Christmas («Padre Navidad»), un antiguo personaje importado de la mitología vikinga. En Francia se tradujo como Pére Noel (que también significa «Padre Navidad») y desde allí aterrizó en España como Papá Noel. Su imagen actual, sin embargo, se debe a Coca-Cola, ya que fue una terriblemente exitosa campaña publicitaria de la marca, iniciada en 1931, la que lo instaló definitivamente vestido de rojo y blanco, más alto y corpulento, siempre sonriente y con una tupida barba blanca y sedosa sobre un rostro arrugado pero jovial.
A la medida del mercado
Si Papá Noel, con su tierna mirada y su panza hinchada de gaseosa y buena vida fuese real - y considerando que lo es para muchos niños del mundo - ¿Que podríamos decir de él? ¿Que es bueno? ¿Justo? ¿lucha por la igualdad? ¿defiende al menos uno de los ideales propuestos por el revolucionario cuyo nacimiento se conmemora en esa fecha? Definitivamente no.
Santa Claus, fiel al modelo de sociedad que lo transformó en superstar, es un ícono de la sociedad de consumo. Papá Noel es capitalista. Lo es por cuanto ostenta los medios de producción. Se dice que fabrica los juguetes que regala en su rancho en el Polo Norte - no hace falta explicar porque eliguió la zona norte - en donde un ejércitos de duendes trabajan como esclavos para alegría de los niños ¿de todos los niños? Obvio que no. Como Santa es fiel a los ideales capitalistas, sabe que las personas valen en función de la ganancia que generan. Por eso su acto de justicia es repartir más a quienes más tienen, y NADA a los desposeidos, los excluídos; porque Santa sabe que lamentablemente a ellos les tocó estár del otro lado del margen, porque el desempleo y la exclusión son parte funcional del sistema socioeconómico imperante - que por otro lado le permite a él tener esa panza-.
Por si faltara otro ingrediente, la cuestión se esconde bajo la falsa moralina del merecimiento: "aquellos niños que se porten bien recibirán los que deseen, mientras que quienes no acumulen méritos serán castigados con escasos o nulos presentes navideños". Y la farsa queda en evidencia año a año, los peores niños, los más malos y perversos, si son hijos de gentes adineradas, reciben los mejores regalos. Santa Claus promete lo mismo todos los años, pero no cumple. Es un estafador. ¿Cómo explicarle esto a un niño? Quizás no haga falta. Ha de ser ésta la parte psicológica del mito que prepara a los infantes para entender en el futuro a la clase política.
Luego de estas reflexiones, la pregunta obligada es: ¿A caso todo esto no es contrario al mensaje de igualdad profesado por el mismísimo Jesus de Nazaret? ¿Acaso Jesus no luchó contra los privilegios del poder, contra la manipulación de los símbolos religiosos? Así parece, pero no importa. Eso fue hace mucho y el mundo era otro. Despúes de todo, lo único que Papá Noel tiene de socialista es el color del traje.
Otras referencias
Una crítica desde una mirada Católica
Nicolás de Bari (Wikipedia)
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