Le sale mal a los militares por las Malvinas. Y, después, viene el rebote: la reacción de Alfonsín, en una dirección correcta, hay que decirlo, planteando que nosotros no podemos tener ese alineamiento automático. Pero más tarde llega la involución del menemismo, en donde Argentina dice: "No tenemos política exterior, nuestra política exterior es simplemente acompañar a la política exterior estadounidense". Lo cual revela, o bien una falta de patriotismo, o una ingenuidad enorme.
Bueno, resulta casi paródico lo de los barquitos argentinos en la llamada Guerra del Golfo. El único país que estaba ahí entre los países tercermunditas...
Pensemos en las polémicas de aquella época, cuando venían todos aquellos que justificaban esta política diciendo: "Bueno, nos dará grandes beneficios". Hoy en día ya podemos preguntar cuáles fueron esos beneficios. Cuando todo se derrumbó, ¿cuál fue el resultado? Nos dijeron: "Arréglenselas como puedan, no podemos poner en tela de juicio los ahorros de los carpinteros y de los plomeros norteamericanos". Todo aquellos fue evidentemente una maniobra de muy bajo nivel para embarcar al país en una dirección que suponía que el alineamiento incondicional iba a tener su contracara económica, pero no la tuvo. En esos años Argentina - como aún sucede en la actualidad - no podía exportar miel a Estados Unidos. Y cuando pongo el ejemplo de la miel tomo un producto para decir: "Miren, no es un producto altamente sensible como los semiconductores". No, hablamos de productos naturales: no podemos exportarles miel, no podemos exportar maní, no podemos exportar limones de Tucumán, porque con relaciones carnales o sin relaciones carnales Estados Unidos hace su política. Y Estados Unidos ejecuta una política de protección, una política nacionalista, de cerrar sus fronteras, de cuidar, de abrir muy selectivamente parte de su mercado y a cambio de un alto costo. (...)
(...) otro antecedente cercano del menemismo está en su política económica. Es evidente que durante la dictadura militar y la gestión de Matínez de Hoz aparecen las ideas ligadas a la supuesta pertenencia al Primer Mundo y a una brutal apertura económica como negocio prometedor.
Si, y también hay continuidad en el tema del capital financiero y la valoración financiera como elemento fundamental de la vida económica. Continuidad que ese extiende hasta hoy. Porque el otro tema preocupante de todo esto es que el menemismo no fue un paréntesis en la evolución histórica de Argentina. Fue un punto de arranque, un nuevo comienzo muy importante. Pensemos que todavía hoy, este país, tiene una de las estructuras tributarias más injustas del planeta, sigue eximiendo de impuestos a la renta financiera, cosa que no ocurre en los Estados Unidos. Y lo digo para no hablar de países socialistas. En Estados Unidos, si uno deposita un plazo fijo, aunque sea de cien dólares, al final del año uno tiene ciento cuatro dólares, viene el organismo de impuestos estadounidense y manda una notita a través del banco diciendo: "Usted tuvo esta ganancia, y esta ganancia debe ser reportada al servicio de impuestos internos; por eso Usted tiene que pagar". Esto pasa en Estados Unidos, pero acá no sucede.
Como tampoco sucede con las transacciones en la bolsa...
Cuando yo explico en el exterior que en este país se vendió la empresa más grande que había en Argentina, que era YPF, en un precio aproximado a los 16 mil millones de dólares, y que esa transacción no dejó un centavo a las arcas del Tesoro argentino, los que me escuchan me miran pensando "Éste se equivocó". O: "Tu inglés es defectuoso y no explicaste bien". Entonces uno lo vuelve a explicar bien y dicen: " Pero no puede ser". Y bien, este es un país que fue rediseñado para que si uno vende una empresa de 16 mil millones de dólares no pague impuestos. Ahora, si uno es un pobre diablo que vive en la periferia del gran Buenos Aires, y quiere vender su pequeño autito del año '78 - digamos un Renault 12 del '78 que vale en este momento, supongamos, 800 dólares -, va a tener que pagar un impuesto del siete porciento a la transferencia de la propiedad automotor. Esto revela una fenomenal inequidad, en dónde la pequeña propiedad es castigada, y la gigantesca propiedad es beneficiada con la política tributaria. Por eso digo que el menemismo todavía hoy está muy presente en Argentina.
Fragmento de un diálogo entre Jorge Halperín y Atilio Borón
El progresismo argentino. Historia y Actualidad. (Capital Intelectual, 2006)
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