miércoles, 25 de julio de 2012

Periodismo en la era K

"Hay que buscar las grietas"
■ por Quique Pesoa



Por estos días me estoy preguntando si existe el periodismo tal como lo hemos imaginado. Es más, a veces me cuestiono el concepto mismo de periodismo. ¿Cuántos son los que tienen verdaderas posiciones personales tomadas? Me re­fiero a la posibilidad de mirar desde una subjetividad honesta, como debería ser en todos los casos, y poder descubrir que hay grises, que no es todo K o anti K como los medios y el mismo gobierno se encargaron de instalar. Que hay medidas positivas que se mezclan, como en un entramado, con cuestiones mal resueltas o decididas a la luz de la corrupción, los negocios, las conveniencias.

Me pregunto también si la única manera de combatir un multimedio, es creando otro que se le oponga. Si así fuese y no hubiese otra salida, ¿cuánto tiempo creen que pasará hasta que ese nuevo multimedio sea tan pernicioso como el que se pretendió combatir? No se qué nos espera en el futuro, pero esta falta de espíritu crítico que se transmite desde los medios no augura ninguna ventura.

Los medios son y serán formadores de opinión. Siempre los medios educan. De una forma u otra, educan, generan estructuras de pensamiento que arrastran a la gente a pensar eso y nada más que eso. Teniendo una educación sin cambios desde hace doscientos años, en manos de la iglesia que es paradigmáticamente la institución que por antonomasia pretende que nada cambie, ¿qué podemos esperar de ella? No se está fomentando, ni desde la educación ni desde los medios, el pensamiento independiente, el albedrío, la posibilidad de generar criterio propio para tener más y mejores valoraciones de lo que nos pasa.

No es posible hacer periodismo hoy tal cual están dadas las condiciones. O mejor dicho, no es posible en los grandes medios. Creo que la forma es olvidarse de la fama y de los oropeles y buscar las grietas donde decir lo que realmente estamos pensan­do. Eso, los pequeños medios, internet, emisoras comunitarias, diarios y revistas de pequeña tirada. Una especie de resistencia solapada que vaya socavando los pilares de esta monstruosidad informativa a la que nos han llevado. Claro que se hace más difícil porque tenemos varias generaciones de periodistas, maestros, educadores que ya están formateados de esa manera y ni siquiera advierten que es posible el cambio; no pueden tampoco ejercer la autocrítica porque la tienen mutilada por la ceguera y el vacío cultural y mental al que fuimos sometidos.

No resulta fácil hablar de periodismo sin pensar en nosotros mismos, como ciu­dadanos, como argentinos intolerantes, racistas, cómplices en su momento de la dictadura cívico-militar. No podemos encarar ningún tema si antes no nos miramos, profundamente, si no analizamos de dónde venimos, qué nos pasa con la pertenen1 cia o la falta de ella a esta tierra. Descendemos de inmigrantes que venían a hacerse la América, a fundar no ciudades, sino campamentos de saqueo para llevarse todo. Por qué ha de resultarnos sorprendente ahora que se sigan llevando todas nuestras riquezas, si siempre fue así.
De estas cosas también habría que nutrir al periodismo, no sólo de los temas que fija la agenda de los multimedios. Producir la información, no levantarla; investigar, no copiar y pegar. Crear, en definitiva.
El conocimiento es, según Epicuro, lo que nos hace perder el miedo y acercarnos a la felicidad.


Revista Sudestada Nº 110

No hay comentarios: